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Movimiento es Salud

Cuántas veces hemos escuchado esta frase.  Por suerte cada vez más personas son conscientes de la importancia que tiene el movimiento en nuestras vidas. El sedentarismo y la creciente obesidad en la población, asociada a todas las enfermedades cardiovasculares y metabólicas que se deriva de ello, ha provocado una importante reacción en nuestras vidas y en nuestra forma de vivir.  Hemos empezado a comprender parte de lo que realmente somos y estamos empezando a «movernos» como manera de vivir más y mejor.  Quizás tú seas de caminar a diario, de ir en bicicleta, de hacer gimnasia, zumba, pilates, yoga, baile o natación… lo importante, es que seguramente por tu cabeza haya pasado la idea de que hacer cualquier tipo de ejercicio es bueno.

A diario nos preguntan en consulta qué deporte es mejor… y nuestra respuesta siempre es la misma «depende de tí». Y es que no se puede hacer ejercicio de cualquier forma. Cada uno de nosotros tiene sus patologías médicas y físicas, su estilo de vida, su forma de alimentarse, sus horas de sueño, su trabajo… y el ejercicio tiene que ir en consonancia a todo esto. No tiene sentido estar todo el día cargando pesos y moviéndote, y luego pegarte una clase de spinning, una de natación y otra de zumba… No tiene sentido si escuchas lo que te pide tu cuerpo… Y es que cuando te pegas una «paliza» física, tu cuerpo te pide descansar, no machacarse más… En estos casos hay otras formas de hacer ejercicio que contrarrestren este agotamiento, te estiren y fortalezcan e incluso que reparen energía como el yoga, taichi, chi kung o pilates. Este es un ejemplo entre muchos pero lo importante es que reflexiones sobre qué tipo de ejercicio necesita tu cuerpo y tu mente.  Nosotras como fisioterapeutas podemos darte unas nociones básicas sobre cuáles son tus limitaciones o necesidades más importantes para que siempre te muevas dentro de unos rangos de equilibrio y seguridad. Es importante que conozcas tu cuerpo y que sepas moverte, que todo se encuentre en equilibrio para así
prevenir lesiones y molestias no deseadas.  De eso se encarga la fisioterapia deportiva y el ejercicio terapéutico. Todo no vale ni de cualquier forma, el precio es tu salud.

Motivos para moverse

Para que conozcas uno poquito más tu fascinante organismo, a continuación se detallan los principales beneficios del ejercicio.

  1. Aumentan tus niveles de endorfinas, neurotransmisores producidos por la glándula pituitaria.  Son responsables de las sensaciones satisfactorias, ya que combaten el malestar y disminuyen las sensaciones dolorosas. 
  2. Reduce la ansiedad y la depresión, mejora la sensación de bienestar general y el desempeño en el trabajo y actividades sociales. Mejora además la autoestima y confianza.
  3. Está demostrado científicamente que el 50% del cáncer que ha padecido la población podría haberse evitado practicando ejercicio moderado a diario y llevando una alimentación sana y variada.
  4. Mejora las funciones del corazón y los pulmones, se suministra mejor la sangre a los músculos, disminuye el pulso y la presión arterial basales. Influye en el mejor metabolismo de la glucosa y la regulación de la insulina.  Por tanto, disminuye el riesgo de desarrollar  enfermedades cardiovasculares, colesterol, diabetes y obesidad.
  5. Mantiene sano y en forma tu aparato locomotor (músculos, tendones, huesos, articulaciones y fascias) con lo cual tendrás una mayor agilidad y movilidad.  Unido a una buena alimentación y la exposición a unos minutos de sol suave al día, previene de forma muy importante la osteoporosis y las enfermedades inflamatorias en las articulaciones.
  6.  Mejora la actividad sexual y te ayuda a dormir mejor, con un sueño más profundo que te permite tener más concentración en tu dia a día y con un mejor estado de ánimo.

Leyendo esto está clarísimo lo importante que es para nuestro organismo el movimiento. Así que, ponte las zapatillas y ropa cómoda, y dedícate un ratito para estar contigo mismo cada día. Cuídate.  La salud es un estado óptimo de equilibrio y conseguirla está en tus manos, solo tienes que ser constante y escuchar en tu interior, tu cuerpo tiene las claves para seguir adelante.

Y no olvides estirar y hacer relajación al final de cada sesión de ejercicio.  Si escuchas atentamente esa sabiduría interna que todos tenemos,  después de un momento de activación probablemente tu cuerpo necesite relajación, calma, tranquilidad.   Recuerda que en la naturaleza todo tiende a equilibrarse… que somos movimiento y quietud, que necesitamos las dos para ser lo que somos. 

María Bascón Logroño

 

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